Los socialistas evitan ‘mojarse’ en financiación autonómica para salvar su Congreso

La reforma de la financiación autonómica ha pasado a convertirse en uno de los grandes temas pendientes en la agenda de la mayoría de presidentes autonómicos y ha sido uno de los asuntos que ha planeado en el Congreso Federal que el PSOE ha celebrado este fin de semana en Valencia.

De hecho, las diferencias sobre la fórmula para concretar el nuevo modelo de financiación que afecta a las 15 autonomías de régimen común -salvo las forales País Vasco y Navarra- han impedido que los socialistas hayan podido concretar su propuesta en la ponencia final de esta cita para transmitir una imagen de unidad.

Reflejar una postura clara del PSOE sobre la reforma de la financiación autonómica era una de las prioridades del anfitrión y presidente del Congreso, el valenciano Ximo Puig. Su federación, el PSPV, confiaba que el texto final reflejase su reivindicación de aplicar el criterio de población ajustada. Esto es, que se tome como factor fundamental el número de habitantes y que a partir de ahí se puedan establecer ciertas correcciones o ajustes en base a aspectos como despoblación, envejecimiento o territorio.

El optimismo de Puig para que el PSOE hiciera suyo este criterio, que ha sido defendido públicamente por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha chocado con otros barones regionales socialistas. La enmienda incluida finalmente reconoce la infrafinanciación de algunas autonomías, pero se limita al «compromiso de avanzar en la reforma de los sistemas de financiación», sin concretar la fórmula más allá de generalidades. Así, insta a aportar recursos suficientes para garantizar «un nivel equivalente de servicios públicos» a todos los ciudadanos e insiste en «atender las sensibilidades de todas las autonomías», una fórmula de cortesía que contenta a todas las partes.

Algunas de esas líneas son casi copias textuales de las ponencias del anterior Congreso celebrado hace cuatro años. «El nuevo sistema de financiación autonómica debe asegurar la igualdad de oportunidades para todos los hombres y mujeres, con independencia de en qué lugar de España residan, garantizando que todos y todas tienen la posibilidad de acceder a niveles equiparables de servicios públicos», que además ya reconocía «la infrafinanciación», e incluso mencionaba que se tendría en cuenta los efectos de ésta en el endeudamiento autonómico.

¿Consignas de Ferraz?

El presidente manchego, Emiliano García-Page, fue contundente al rechazar que el partido fije la postura negociadora de los gobiernos regionales en esta materia. «Ni recibimos ni se admiten consignas de Ferraz como presidentes autonómicos», aseguró, para remarcar que eso iría incluso en contra de uno de los mantras del propio presidente valenciano. «Si no no estaríamos creyéndonos el modelo federal», añadió.

García-Page defendió en el cónclave socialista los posibles acuerdos con Gobiernos regionales del PP para negociar la financiación autonómica, como la convocada por el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo con 8 presidentes de PP y PSOE de las autonomías más afectadas por la despoblación y con más peso del mundo rural.

Las diferencias en el seno del PSOE se reflejaron también en las palabras del extremeño Guillermo Fernández Vara, al que le gustaría que los líderes socialistas mantuvieran una postura común para fijar el nuevo sistema de financiación. En su caso, abogó por aplazar el encuentro de Núñez Feijóo hasta que los propios socialistas se reúnan para conocer sus posiciones y reconoció que en el texto «no podían ir mucho más allá» por las disitintas sensibilidades.

La financiación autonómica ni siquiera fue mencionada por el propio presidente del Gobierno y secretario general del PSOE en su discurso de clausura, Pedro Sánchez. Una omisión más que significativa en un acto en Valencia donde sus socios y a la vez rivales por la izquierda, Compromís y Podemos, cada vez endurecen más sus críticas por la falta de avances.

Derogar leyes del PP

En su lugar, Sánchez se centró en sacar pecho de la gestión durante la pandemia y defender el vigor de la socialdemocracia. En esa línea, volvió a poner en su punto de mira la anterior reforma del mercado de trabajo. «Avanzaremos poniendo punto final a la ley Mordaza y la reforma laboral del PP», aseveró. Además, presumió de una de las medidas que abrió heridas en su propio Ejecutivo de coalición. «En plena pandemia subimos el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), dijimos que lo subiríamos y lo subimos», subrayó.

eleconomista

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