Se repite la historia: los mercados ponen en duda los test de estrés

Sede del BCE
Sede del BCE

La prueba global de resistencia de a la que se han sometido 130 bancos europeos no parece haber tenido el efecto deseado en lo que se refiere a restaurar la confianza de los mercados en el sector financiero. Un total de 25 bancos no logró superar el examen del Banco Central Europeo (BCE), con unas necesidades de capital de 25.000 millones, si bien 12 de ellos ya han cubierto en lo que va de año unos 15.000 millones de ese agujero.

Tras una apertura claramente al alza, el sector bancario del Eurostoxx 50 se teñía de rojo a media mañana, en un síntoma de que los resultados de la prueba no han sido todo lo creíbles que se esperaba. El mayor castigo era para Société Générale, que caía un 2,82, mientras que el también francés BNP Paribas cedía un 1,56%. Los españoles Banco Santander y BBVA retrocedían un 1,97% y un 1,41%, respectivamente, mientras que en la banca italiana, Unicredito cedía un 1,44% e Intesa Sanpaolo un 2,04%. El holandés ING bajaba un 0,49%, mientra que el menor retroceso era para el alemán Deutsche Bank, de un 0,38% tras los fuertes avances que había registrado a primera hora de la mañana.

El problema de la prueba es que muchos analistas consideran que el BCE ha sido demasiado blando a la hora de hacer el examen. Por ejemplo, los economistas del Centro de Suiza para la Gestión de Riesgos, con sede en Lausana, habían calculado un déficit de capital de casi 500.000 millones de euros en su propio test de estrés realizado a los 130 bancos examinados por el BCE. Esta prueba más estricta utilizaba un método que imitaba la forma en la que se comportaría el valor de mercado del equity bajo un escenario estresado.

El BCE se encontraba en una difícil tesitura a la hora de realizar los test de estrés. Aunque la idea era que la prueba fuese creíble, un escenario demasiado adverso hubiese podido suponer un golpe en la confianza del sector financiero en un momento en que Europa parece asomarse a una tercera recesión.

La prueba de Mario Draghi se basaba sobre todo en la calidad de los activos y en intentar homogeneizar los números entre diferentes países previo paso a que la institución se convierta en el supervisor único. Sin embargo, ignoraba la congelación del crédito, las ventas forzosas de activos y el contagio que pueden causar las pérdidas en los malos tiempos.

El presidente del Instituto Ifo de Alemania, Hans-Werner Sinn, se ha sumado a las críticas al considerar que el ejercicio del BCE se quedó corto, ya que no incluía la posibilidad de deflación en su escenario adverso. “Con sus supuestos, el BCE ha establecido de media un escenario inflacionario para la zona del euro para que no demasiados bancos cayeran bajo la línea roja”, señaló en un comunicado recogido por la prensa estadounidense.

Jonathan Sudaria de London Capital Group también considera que “hay algunas preocupaciones en cuanto a la metodología”, según declaraciones que recoge Capital Bolsa. “Del mismo modo que las pruebas de 2011 no implementaron defaults soberanos, las pruebas de 2014 no han tratado un escenario de deflación. Si este es un descuido que va a sufrir el sector en el futuro está por ver, pero por ahora los traders están dispuestos a poner esas cuestiones a un lado y continuar el impulso alcista”.

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