Los empresarios cargan contra Rosell por financiar a Faes con 75.000 euros

La patronal celebra mañana una de sus reuniones más tensas. En la cúpula de la CEOE no ha sentado bien la opacidad con la que su presidente ha firmado un acuerdo de colaboración con la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (Faes). Juan Rosell tendrá que justificar ante el sector más crítico de la confederación los 75.000 euros con los que se ha comprometido a financiar a la fundación del expresidente del Gobierno, José María Aznar, por la realización de «actividades de estudio en el ámbito económico, social y cultural», relacionadas, sobre todo, con el desafío demográfico en América Latina.

«¿Qué le importa a los empresarios españoles la demografía latinoamericana?», cuestiona un alto cargo dentro de la confederación empresarial, que habla directamente de una «donación de Rosell, vía CEOE», a una entidad de «evidente vinculación política». No se nos escape que la histórica Faes nació impulsada por el Partido Popular, aunque el pasado 1 de enero se cumplió un año de su desvinculación del actual partido en el Gobierno.

Son varios los miembros de la patronal que han expresado a este periódico su desacuerdo con la decisión que ha tomado Rosell «de manera unilateral, sin consultar con el Comité Ejecutivo». El contrato se firmó en diciembre del año pasado y se dio a conocer en enero, cuando la comisión de control presupuestario, dirigida por el presidente de Ceim, Juan Pablo Lázaro, descubrió una dotación de 75.000 euros en el capítulo de «gastos extraordinarios» del presupuesto de 2018, y solicitó información detallada.

El convenio ya ha sido firmado, por lo que, pese a la polémica interna que ha desatado, parece complicada una eventual marcha atrás. Sin embargo, aún no se ha reunido la Asamblea General de la CEOE, el máximo órgano encargado de aprobar los presupuestos de la confederación con sede en Diego de León.

Allí se dan cita mañana, de manera conjunta, el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva. En el orden del día, entre otros asuntos, se incluye la presentación de un informe sobre los presupuestos de 2018 por parte de Lázaro, que está ultimando hoy la comisión que encabeza y que manifestará sus dudas sobre la cuantía destinada a la fundación de Aznar.

Previsiblemente, mañana será el mismo Rosell quien se adelante a justificar su criticada decisión. El cabreo entre muchos de los suyos es importante, por varias cuestiones: primero, porque no ven la necesidad en el objeto del estudio encargado a Faes; segundo, porque consideran dañada la reputación de la organización empresarial al vincularse con la política; y, tercero, porque sospechan que el contrato -cerrado sin consultar con los órganos de la CEOE- ha sido promovido por intereses personales de Rosell.

A nueve meses del relevo de Juan Rosell al frente de la CEOE, cualquier movimiento del todavía presidente es observado con lupa por los empresarios, que interpretan sus decisiones en clave de salida. Las fuentes consultadas sospechan que Rosell está acercándose a personalidades de distintos ámbitos políticos y empresariales para preparar su futuro fuera de la patronal.

Es más, la aproximación a Faes sería sólo una de varias en la agenda del patrón, que incluye conversaciones, entre otros, con la fundación del expresidente socialista, Felipe González, según fuentes conocedoras de estos contactos. Por ello, en el punto de mira del segmento más crítico de CEOE están los intereses personales del propio Rosell, que en una reciente entrevista con elEconomista defendió ser partidario de «colaborar con todas las fundaciones, de todos los tipos, ligadas o no a grupos políticos, y de todos los expresidentes del Gobierno».

Preguntado por los rumores sobre su pretensión de presidir Endesa, ante la debilidad del actual presidente, Borja Prado, el número uno de CEOE aseguró que conserva su antiguo despacho en Fecsa y Enher, empresas que dirigió y que fueron adquiridas en 1999 por una de las grandes compañías eléctricas españolas, precisamente, Endesa.

Polémicas decisiones

En su último año improrrogable en la capitanía patronal, Rosell está tomando polémicas decisiones que vienen caldeando el ambiente en el seno de la cúpula de la CEOE ya desde finales del verano pasado.

Su posicionamiento sobre el conflicto abierto entre los independentistas catalanes y el Estado fue tildado de «débil» o «tímido». Tampoco fue entendido por todo su equipo el apoyo al Ejecutivo en una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) del 20% en tres años, ni su planteamiento de impulsar alzas de sueldos en convenio del 3% anual.

eleconomista

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