La UE quiere subir ocho céntimos el litro del gasóleo en 2015

El Consejo Europeo está impulsando la aprobación de una nueva directiva de impuestos energéticos. La presidencia, en manos de Grecia en estos momentos, aprovechó una reunión el pasado mes de enero para plantear una nueva propuesta que supondrá un fuerte incremento de los precios de los carburantes de automoción en España.

Según figura en los documentos de discusión a los que ha tenido acceso elEconomista, la intención del Consejo es plantear un fuerte incremento del impuesto mínimo para el gasóleo. Concretamente, se pasará de los actuales 330 euros por cada mil litros a los 390 euros, es decir, un aumento de seis céntimos por litro, que equivale a un 18 por ciento. A esta cantidad, hay que añadirle también el incremento que supondrá en la recaudación del IVA y que llevará esta subida hasta casi los 8 céntimos por cada litro.

Con este incremento, llenar el depósito supondrá de media un aumento de casi cuatro euros.

El incremento de la imposición mínima también afectará a la gasolina, mientras en este momento se pagan 359 euros por cada mil litros, la propuesta plantea una subida limitada hasta los 362 euros, es decir, que tendrá una repercusión de entre 1 y 3 céntimos por cada litro de este carburante y, al igual que en el caso del gasóleo, también tendrá un incremento en la recaudación del IVA.

Más costes a las aerolíneas

La subida, además, no se quedará únicamente en los carbutantes de automoción, sino que también afectará de modo notable al queroseno. Las aerolíneas sufrirán un importante golpe con la aprobación de estos impuestos mínimos ya que el queroseno se incrementará notablemente desde los 330 a los 392 euros por cada 1.000 litros de este carburante, lo que hace augurar subidas en los precios de los billetes.

En el caso del gas licuado de petróleo, los documentos de trabajo del Consejo Europeo proponen un pago de 311 euros por cada 1.000 kilogramos, lo que suponen un fuerte incremento sobre los actuales 125 euros, pero un alivio sobre la propuesta realizada en los primeros borradores que calculaban un impuesto de 500 euros.

El actual planteamiento, no obstante, supone suavizar de forma notable el anterior planteamiento, que pretendía entrar en vigor en 2018.

La directiva plantea la puesta en funcionamiento de esta normativa de un modo inmediato En el borrador de normativa, el Consejo deja claro que la medida tendrá que estar aprobada y trasladada a las legislaciones nacionales antes del 31 de diciembre de 2014.

La intención de la UE es fijar un tipo impositivo mínimo para los productos que compitan entre sí y los tipos impositivos efectivos -fijados por los gobiernos nacionales- tendrán que ser los mismos para los productos competidores (carburantes de automoción o de calefacción).

La normativa propuesta cambia los impuestos para los combustibles de calefacción y la electricidad que se basarán en el contenido energético del producto y la cantidad de CO2 que se emite. La intención del Consejo es vincular los niveles impositivos con su eficiencia energética y de hecho la gasolina se sitúa en 11,03 euros por gigajulio; el gasóleo en 11,09 euros por gigajulio y el queroseno en 11,06 euros por gigajulio.

En el último borrador, la propuesta mantiene la capacidad de los estados de diferenciar entre los usos comercial y no comercial del gasóleo frente a la eliminación de esta capacidad en propuestas anteriores.

El Consejo y la Comisión Europea han planteado esta propuesta con la intención de reducir el consumo de los ciudadanos o el cambio hacia tecnologías más limpias. De hecho, Bruselas considera que los propios impuestos consiguen a veces que resulte más barato utilizar los combustibles más sucios y contaminantes.

La directiva beneficiará a los Gobiernos de la UE que podrán seguir gravando el consumo energético nacional por encima de los niveles mínimos acordados y a la sociedad por la reducción de las emisiones de CO2 y la transición hacia formas de energía más limpias, explican fuentes consultadas por este diario. Por el contrario, diversas patronales han rechazado este incremento de impuestos, que consideran injustificado.

Golpe a la industria

La propuesta de directiva también plantea que la electricidad que represente más del 50 por ciento del coste del producto tenga que tributar, lo que supone un gran golpe a los grandes consumidores industriales.

Los impuestos relacionados con el CO2 sólo se aplicarán a las plantas industriales que no estén cubiertas por el régimen de comercio de emisiones de derechos de emisión para repartir de un modo más equilibrado la carga de las reducción de emisiones.

En la Planificación Energética a 2030, Bruselas se ha comprometido a reducir sus emisiones de CO2 en un 40 por ciento respecto al nivel de 1990. Según la CE, se trata de unos compromisos «ambiciosos y realistas». Europa se ha decantado por la desaparición de los objetivos nacionales de renovables con el argumento de que han producido distorsiones en el pasado. Esta semana se analizará la propuesta en el consejo europeo previsto para el próximo día 20.

En España, el 67% del parque automovilístico es diésel

El diésel es el caballo ganador en la venta de carburantes en España. Con una cuota de mercado del 67,4 por ciento, el diésel se impuso en diciembre, cerrando así un año en el que se ha movido en torno al 66 por ciento del mercado. La gasolina se coloca como la segunda alternativa con porcentajes y a lo largo del pasado año se fijó en torno al 32 por ciento.

Esta descompensación entre el consumo del diésel y la gasolina se debe a que el gasóleo se grava a un tipo inferior por litro que la gasolina, pese a su mayor contenido en energía y emisiones de CO2. El resultado es que, aunque el precio del diésel (antes de impuestos) es más alto que el de la gasolina, esta relación se invierte en las estaciones de servicio debido al sistema fiscal. La intención última de la Comisión Europea para elevar los impuestos al diésel es penalizar a los combustibles más contaminantes.

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