La pequeña economía de Islandia se ha caracterizado en las últimas décadas por vivir unos ciclos económicos mucho más acentuados que el resto de las economías europeas: intensos booms de crecimiento (con acumulación de desequilibrios) seguidos de grandes recesiones. Ahora, algo parece haber cambiado respecto al pasado. La economía islandesa lleva creciendo a gran ritmo casi ocho años, pero para sorpresa de muchos, los desequilibrios exteriores (y domésticos) no sólo no han aparecido, sino que Islandia disfruta de un fuerte superávit por cuenta corriente y una inflación estable. El secreto de este cambio está en el turismo.
El turismo ha cambiado el comportamiento histórico de la economía islandesa de forma radical, tanto es así que la Comisión Europea ha publicado un documento en el que destaca esta novedosa posición: «La economía de Islandia se encuentra en una peculiar situación, una combinación de elevado crecimiento, una posición fiscal fuerte junto con una inflación baja y superávits por cuenta corriente».
La llegada de turistas se ha duplicado en sólo desde 2012. Los viajeros que entran en el país cada año sextuplican la población de Islandia
Como destaca el trabajo, el turismo ha sido uno de los grandes apoyos para el crecimiento y para mantener equilibrada la balanza por cuenta corriente (grosso modo, exportaciones menos importaciones). El gasto de los turistas en Islandia cuenta como exportación, puestos que estos viajeros traen dinero de sus países para consumir en la isla. Aunque muchos de los productos que que adquieren los turistas están hecho con bienes importados, los servicios (hoteles, excursiones, actividades…) son 100% islandeses. Esta situación ha influido de forma positiva en el crecimiento a la vez que ha compensado el déficit en la balanza de bienes, permitiendo el superávit por cuenta corriente que mantiene a raya el endeudamiento con el exterior.
Balanza por cuenta corriente. El sector servicios, impulsado por el turismo, contribuye a mantener en positivo esta balanza. // Fuente: Comisión Europea
Islandia acumula más de siete años con un crecimiento medio del PIB del 3,6%, cuanta una tasa de empleo que supera el 87% (la más alta de toda Europa con diferencia), una tasa de paro del 2,7%, superávit público del 1,2% del PIB y lo que es más importante, un superávit por cuenta corriente del 3,7% sobre PIB, un dato que contrasta con el déficit del 22,7% (el más grande del mundo en términos de PIB) de 2008.
«La llegada de turistas se ha duplicado durante los últimos cinco años, alcanzando los 2 millones de visitantes en 2017, una enorme cantidad si se compara con los 340.000 habitantes del país», destaca el informe de la CE.
Contribución al PIB del turismo. // Fuente: Comisión Europea
Este incremento de los visitantes ha disparado «el gasto de los turistas es ahora una importante fuente de ingresos… las compras de estos visitantes han pasado de representar el 2% del PIB en 2005 hasta el 10% en 2016», sostiene el documento. Además, la contribución directa del turismo al PIB se acerca al 9% comparado con el 3,5% de 2009.
El boom del turismo no ha generado grandes desequilibrios gracias a la apreciación de la corona islandesa (que ha impedido que se desboque la inflación) y a la flexibilidad del mercado laboral del país. Islandia siempre aparece en las primeras posiciones de los rankings de flexibilidad laboral de la OCDE. No obstante, en esta ocasión, más que esa flexibilidad, ha ayudado más la llegada de inmigrantes que han incrementado la oferta de trabajadores cuando más se necesitaban.
Durante la devastadora crisis de 2008, miles de islandeses salieron de la isla para buscar trabajo en Suecia, Noruega y Dinamarca. Ahora, Islandia ha ‘abierto’ sus fronteras y el número de inmigrantes que llegan al país es el mayor en décadas, lo que está complementando a la fuerza laboral local e impidiendo un crecimiento desbocado de los salarios. Además, la tasa de ahorro de ahorro bruta del país se encuentra en el 25% del PIB, unos niveles históricamente altos.
Por último, aunque esta boyante situación obliga al Banco Central de Islandia a mantener unos tipos de interés mucho más altos que los países vecinos, el instituto está utilizando la regulación para evitar la entrada masiva de flujos de capital que generen burbujas y aprecien la corona islandesa más todavía.
En 2016 entraron en vigor varias medidas que pretenden contener la entrada de flujos de capital en el país. La norma más importante y controvertida obliga a los inversores extranjeros que quieran invertir en los mercados de Islandia a aportar una garantía del 66% del total de la inversión.
Ese 66% debe mantenerse durante un año en una cuenta no remunerada. Esta normativa busca prevenir entrada de ‘dinero caliente’ en Islandia, que entra igual de rápido que puede salir. Por un lado se frena este tipo de flujos y por otro se busca una mayor estabilidad para los capitales que entran.
Los riesgos del boom del turismo
Este crecimiento del turismo también tiene sus riesgos. La fuerte demanda de coronas islandesas por parte de los turistas ha ayudado a apreciar esta divisa, que acumula una subida del 44% contra el euro desde 2009. Esta fortaleza de la divisa ya ha levantado ciertas quejas de otros sectores de la economía, que tienen dificultades para exportar sus bienes y servicios.
Otro efecto negativo es el rápido incremento del precio de la vivienda: «Como resultado de la fuerte demanda de alojamiento, los precios de la vivienda en la capital ha avanzado muy rápido. Existe una evidencia creciente de que hay un efecto expulsión en el sector inmobiliario, que por ejemplo está dificultando a las familias jóvenes encontrar vivienda asequible cerca de la capital».
Por último y quizá lo más importante es que esta fuente ‘mágica’ de ingresos derivada del turismo puede acabar igual de rápido que empezó. Los economías de la CE destacan que «la causa del auge de la popularidad de Islandia como destino turístico es difícil de determinar». Se puede aludir a la curiosidad que despertó la erupción del volcán situado bajo el glaciar Eyjafjallajokull o la inestabilidad en los países árabes, ambos situaciones pueden cambiar y el turismo modificar sus decisiones.
El documento de la Comisión Europea reconoce que «muchos aspectos del actual boom son muy similares al de expansiones previas, que a menudo terminaron en un colapso económico y en fuertes recesiones… Sin embargo, las restricciones impuestas por el banco central hacen la situación presente más segura. El boom actual es principalmente el resultado de la demanda externa y hasta ahora no se ha trasladado en desequilibrios internos».
El crédito se ha reducido en la mayor parte de los años desde 2010, aunque es cierto que en 2017 ha crecido un 7,8% y empieza a dar señales de vida. La deuda de los hogares y de las empresas se encuentra estabilizada y muy por debajo de los niveles de 2009. No obstante, desde la CE dejan claro que «siempre existe la posibilidad de que eventos externos inesperados acaben de forma abrupta con el crecimiento económico», pero la diferencia es que esta vez parece que hay menos probabilidades de que sean los excesos de los islandeses los que causen un colapso económico.
eleconomista